martes, 19 de agosto de 2014

PORTADORES DE HISTORIAS

"Esos ojos tan bellos..." Aún parece que puedo oír esa afirmación en mi cabeza una y otra vez, como si de un sonido en bucle se tratara, "esos ojos tan bellos", ésto era lo primero que alguien decía cuando hablaba de ella, y ahora esa frase fluye sobre mi cabeza de nuevo, mientras la miro echando de menos esos ojos tan bellos que parecen haber desaparecido, aunque nunca creí que esto fuese posible, pero así ha sido, ahora ya no están sus ojos bellos que parecían traspasarte por dentro y contarte su propia historia, ya no están.

Ahora la miro y solo hay vacío, y en lugar de pupilas contadoras de historias, sus ojos se ven como dos pozos sin fondo que parecen no mirar a ninguna parte, y lo que es peor, producen rechazo y ya casi nadie los mira, porque cuando lo haces, su mirada ya no es la que te traspasa, si no que la tuya parece asomarse a un abismo sin fondo plagado de oscuridad del que parece no haber vuelta atrás, y nadie quiere asomarse a un abismo mucho tiempo, nadie se atreve a quedar suspendido de él por si la oscuridad abandona esa casa para ocupar la propia.

Y es ahora cuando pienso que tal vez sus ojos no eran bellos, solo parecían hermosos porque en su interior había luz y ese haz brillante, relucía en el verde de su iris, y que tal vez el abismo y la oscuridad habitan ahora en ella y por eso esos ojos ya no parecen asteroides lejanos en la noche, si no fosos repletos de estiércol que parecen habitados por seres que en la noche dejan salir sus quejidos y lamentos...

Y en medio de mis reflexiones, me doy cuenta de que aún estoy mirándola, y  noto que mis fuerzas empiezan a desfallecer ante su abismo, y siento como caigo a un precipicio del que no consigo atisbar el fin, y tal vez sea mejor así, me da miedo descubrir que me espera allí abajo, me aterra pensar que pueda sentirse peor que estar suspendida en este túnel...

No quiero estar suspendida, no quiero quedarme atrapada en este abismo, he de hacer algo, aún hay algo de tiempo, aún puedo salvarme aunque no pueda salvarla a ella, asi que lo hago, un movimiento rápido con el brazo, y se terminó, he roto el espejo, ya no hay ojos,ya no ha abismo, ya no hay nada, solo cristales y gotas de sangre.


2 comentarios:

José Antonio del Pozo dijo...

muy logrado ese estilo tuyo de íntima introspección sentimental, que te lleva de la mano... con sumo cuidado además.
Parece la voz cálida de una adolescente perpleja y muy vital. Y ese final brusco, de rotura del espejo ... ¡y sangre! me parece excelente.
saludos blogueros

Unknown dijo...

Eres ágil, se te lee con una facilidad sorprendente y sabes inferir fuerza cuando esta es necesaria (estercolero: inmensa niñuca) tu forma de describir es lúcida, se “ve” fácil lo que quieres expresar, el mensaje que guardas es fácil de recoger y tras un reposo sereno se puede meditar en lo leído porque crea poso.

Te felicito y no es porque seas mi querida amiga, es que me has sorprendido de verdad.