miércoles, 29 de octubre de 2014

Shhhh...

Frío. Lluvia. Tormenta. Hielo. Pitidos de claxon. Motores. Ruedas chirriando. Vacío...

Eso era todo, nada de túneles, ni luces, ni mi vida pasando a toda velocidad, solo el ruido del silencio denostando la vida pasar y frío, mucho frío, ¿Como puede sentirse frío cuando te estás quedando sin aire? ¿Y como puede ese poquito aire debilitarte cada vez más con cada bocanada? ¿Alguien sabía que el olor a rueda quemada asfixiaba tanto? ¿Y los pitidos? ¿Por qué se oyen tan lejos? ¿Es mi consciencia que se está alejando junto con mi vida? ¿O son sus dueños los que me están abandonando?

Luces, parpadeo, susurros... y mientras me abandono a la inconsciencia, me parece oír un grito ensordecedor que desgarra el aire, y mientras me voy, observo sus manos ensangrentadas, arañándose por los golpes que con desesperación  y entre gritos y lágrimas le propina al árbol que me ha acogido...

Shh, no llores más por favor, se ha terminado, no podía más, tu lo sabías, nunca fui tan fuerte como para aguantar esto, solo lo fingimos, pero no te culpes, no podrías haberlo evitado, fue todo muy rápido, tan solo fue un segundo, un volantazo, ahora no lo haría, te lo aseguro, jamás volvería a hacerte pasar por algo así, fue un segundo, un maldito segundo en el que por un momento, lo tuve claro, era la única salida.

Shhh, vamos, no llores más, seca esas lagrimas, shh, demuestra de nuevo que eras la fuerte de las dos y perdóname por favor.