domingo, 9 de noviembre de 2014

ERES COMO EL

Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve,diez y huyó con las manos ensangrentadas...

Era una venganza, pero no estaba preparado para ver los litros de sangre que derrama el cuerpo humano cuando se le apuñala en el pecho, ni para ver los ojos de su victima cargándose de miedo al verle con el cuchillo, ¿Quien diría que sentiría pena por aquel sujeto? Hace meses se habría reído si alguien le hubiese hecho tal afirmación, pero al final, lo hizo, le dio pena, pero ya era tarde, antes de que pudiese reaccionar a sus ojos el primer movimiento de su brazo ya se había clavado entre sus tripas.

Sus ojos le perseguían mientras huía, si, estaba huyendo, había olvidado el plan que había trazado, desmenuzar, enterrar, limpiar y después huir, pero el pánico que sintió le hizo saltarse los tres primeros pasos de un plumazo y entrar directamente en la huida, lo único es que para conseguir una huida perfecta se necesita seguir una ruta perfecta y también la había olvidado.

Ahora solo corría, cerrando los ojos y apretándolos muy fuerte, en un inútil intento de borrar los ojos de su victima, pero no le abandonaban, le perseguían a cada zancada, a veces corrían más que el y se ponían frente a el, mirándole, acusadores, "Eres igual que yo"- le decían.

Y el lloraba, lloraba y lloraba mientras huía, y entre murmullos, se le podía oír decir, "No soy como el, no soy como el..."

Pero si era como el, hasta el lo sabía.

1 comentario:

Julia C. Cambil dijo...

Es importante reflexionar sobre las consecuencias de nuestros actos, sobre si lo que hacemos es propio de nosotros o hará que nos escindamos dolorosamente en dos...

¡Estupendo relato! Creo que da mucho que pensar, y eso siempre es de agradecer.

Un saludo y feliz tarde de comingo!